Yo soy Toño, el del flow
Las primeras veces que comprendí realmente el estado de flujo no fue en eventos extraordinarios, sino en situaciones cotidianas. Estaba completamente concentrado, con mi mente enfocada y generando ideas y soluciones creativas. Mi cuerpo respondía con precisión y el tiempo transcurría de una manera distinta, a mi favor. Todo parecía encajar sin esfuerzo, con un sentimiento de disfrute, satisfacción y tranquilidad. Fue entonces cuando me pregunté: ¿qué hace que estos momentos sean tan especiales?
Esa curiosidad me ha llevado a explorar el concepto de flujo por más de diez años. A través de la investigación, la práctica y la observación, he podido entenderlo no solo desde la teoría, sino desde la experiencia real. He analizado cómo el flujo impacta el desempeño humano en distintos ámbitos y, sobre todo, cómo puede cultivarse de manera intencional.
El estado de flujo no es exclusivo de atletas, artistas o científicos brillantes. Es una capacidad natural del ser humano. Desde la infancia, experimentamos flujo de manera espontánea: cuando jugamos, exploramos o aprendemos sin distracciones. Pero, con el tiempo, factores externos como la presión social y la búsqueda de seguridad nos llevan a desconectarnos de ese estado.
Lo más interesante del flujo es que no está limitado a una sola área de la vida. Puede surgir en el juego, en el deporte, en las artes, en el trabajo, en una conversación o en cualquier actividad que demande nuestra atención plena. Sin embargo, aunque hemos escuchado muchas veces que es importante “disfrutar el proceso”, pocas veces se nos explica cómo hacerlo.
La clave está en aprender a generar el estado de flujo de manera consciente. Y ese es precisamente el objetivo de mi trabajo: brindarte las herramientas para reconocerlo, aprovecharlo y hacer del flujo una parte integral de tu vida.
Mi enfoque es ayudar a las personas a recuperar y fortalecer su capacidad de fluir y entrar en la zona, de una forma simple, práctica y accesible. Incluso, en ocasiones, de una forma divertida. De tal forma que, en lo individual o colectivo, se desarrollen y aprendan nuevas habilidades y se alcancen mejores resultados, al tiempo que se experimenta una mayor satisfacción y bienestar.
El estado de flujo no es sólo un momento pasajero, es una forma de vivir con más enfoque, satisfacción y propósito.
