En el artículo anterior comenzamos a revisar las condiciones del estado de flujo, es decir, qué elementos debes considerar para hacer una mejor gestión de tu atención y alcanzar nuevos niveles de rendimiento, creatividad y productividad.
Como primer paso identificamos la importancia de contar con un objetivo claro, que te permite enfocarte y trazar una ruta concreta y accionable. Esto representa la primera condición del estado de flujo: objetivos claros.
Para abordar la segunda condición es importante que te preguntes: ¿cuál es tu percepción respecto a la dificultad del objetivo planteado? ¿Lo percibes como un desafío? ¿O lo ves como algo fácil de lograr?
No es común que conscientemente nos hagamos estas preguntas al establecer un objetivo o mientras trabajamos para conseguirlo. Para enfocar la atención, tomar acción y generar estados de flujo, es necesario que comprendas tu percepción respecto al objetivo y que identifiques cuál es la relación que tiene con tus habilidades.
Con la información que te presentaré a continuación, te será más sencillo identificar y ajustar los niveles de desafío en tus tareas con base en tus habilidades, para que puedas inducir estados de flujo de forma más sencilla y con mayor regularidad.
Condición 2: El equilibrio perfecto entre desafío y habilidad
Con la definición clara del objetivo logras enfocarte y tener mayor certidumbre para actuar. En la secuencia progresiva para alcanzar el flow, encontrar el equilibrio entre el desafío y tus habilidades te lleva a un mayor nivel de concentración. Este equilibrio hace que te enganches y emprendas la acción, siendo un factor esencial para combatir la parálisis por análisis o la procrastinación.
Desde la metodología SMART, el equilibrio se refiere a la “A” de Achievable, lo “alcanzable”. Si planteas el objetivo como algo difícil de alcanzar, será igual de difícil que avances hacia su consecución.
El canal del flujo

El canal del flujo es la representación gráfica de los tipos de interacciones que pueden existir entre objetivo (desafío) y habilidades, así como del equilibrio deseado.
Lo importante es ubicar primero las dos interacciones que representan desequilibrios:
Primera interacción – Punto A1: Situaciones donde percibes que el nivel de desafío es mayor que tus habilidades. En estos casos lo común es sentirnos abrumados, generando ansiedad o preocupación porque consideramos que no estamos preparados para afrontar la situación.
Segunda interacción – Punto A2: El objetivo no representa complicación respecto a nuestras capacidades. El nivel del desafío está por debajo de nuestro nivel de habilidades, lo cual puede provocar aburrimiento o apatía.
Ambos desequilibrios son situaciones en las que dejamos la tarea para después, aunque sea por razones opuestas.
El punto A3, dentro del canal del flujo, es el equilibrio deseado: cuando el objetivo representa un nivel de desafío igual al nivel de nuestras habilidades. Son estas situaciones las que te motivan a tomar acción. Son los retos interesantes que quieres enfrentar, los desafíos que te hacen sentir con confianza de que puedes superarlos.
Con el equilibrio la magia ocurre. Logras enfocarte, engancharte, motivarte y concentrarte para emprender la acción. Es cuando fluyes.
Además, al fluir puedes seguir fluyendo al lograr que el nivel de desafío aumente junto con el nivel de tus habilidades. Es decir, dentro del canal del flujo aprendes, creces y te desarrollas, todo esto mientras disfrutas. Porque recuerda: el flow es disfrute.
Lo fundamental es identificar qué tipo de interacción existe entre los objetivos que te planteas y tus habilidades. Al identificar la interacción podrás comprender la razón de tu emoción (ansiedad o aburrimiento) y tomar acción para ajustar el nivel del desafío o de habilidades.
Para situaciones de ansiedad: ¿Puedes reformular el objetivo de manera más conservadora? ¿Puedes enfocarte en una acción más sencilla en el corto plazo? Estas opciones te permitirían reducir el nivel del desafío, moviéndote del punto A1 hacia el A3.
Alternativamente, con planeación adecuada, puedes elevar tu nivel de habilidades sin ajustar el desafío, moviéndote del punto A1 al A4.
Para situaciones de aburrimiento: Tu mejor aliado es el ajuste en el nivel del desafío. Al aumentar el desafío (acercando fechas de entrega, limitando tiempos de trabajo, o haciendo la actividad sin ayuda), podrás usar mejor tus habilidades, mejorando el enfoque y moviéndote del punto A2 hacia el A4.
El objetivo puede ser el mismo, pero agregar una variable en la forma de realizarlo cambiará tu percepción del nivel de desafío. Recuerda: es la percepción del objetivo la que más importa.
Ejercicio práctico: Calibrando el nivel de desafío
Para que puedas poner en práctica lo anterior y empieces a reconocer los equilibrios del canal del flujo, te propongo este ejercicio de cuatro pasos:
Paso 1: Auditoría de tareas
Haz una lista de tus tareas principales y asigna un nivel de desafío y un nivel de habilidad para cada una usando una escala del 1-10 (donde 10 es el nivel más alto).
Paso 2: Clasifica el tipo de interacción
- Si el desafío es MAYOR que tus habilidades: clasifica como “Estresante”
- Si el desafío es MENOR que tus habilidades: clasifica como “Aburrida”
Paso 3: Estrategias de ajuste
Para tareas estresantes:
- Descompón el objetivo en sub-tareas más manejables
- Programa tiempos detallados para buscar recursos o desarrollar habilidades
- Busca mentores o referencias que hayan enfrentado desafíos similares
Para tareas aburridas:
- Ajusta las limitantes de tiempo o acerca las fechas de entrega
- Crea competencia personal agregando objetivos divertidos
- Establece restricciones creativas que te obliguen a procesos distintos
Paso 4: Re-calibración semanal
Realiza estos ajustes semanalmente. Los hallazgos te ayudarán a seguir equilibrando desafíos y habilidades.
Es importante destacar que no todos los objetivos pueden balancearse perfectamente con nuestras habilidades, pero sí existe la opción de ajustar el nivel del desafío según nuestras capacidades. Como primer paso, lo importante es que identifiques cómo percibes el desafío, porque eso te dará claridad del nivel de habilidades que tienes respecto a ese objetivo.
Lograr el equilibrio no garantiza que alcances el objetivo, y puede no ser suficiente para mantener el flow (aún nos falta la tercera condición). Sin embargo, este equilibrio sí es esencial para lograr mayores niveles de concentración que desencadenan características del flow como la eliminación de distracciones y la desaparición de la autoconciencia.
Con la práctica y mejor comprensión de los estados de flujo podrás generar estrategias personales más efectivas. Esto también te ayudará a dejar de procrastinar, salir de la zona de confort y comunicarte mejor con las personas con quienes trabajas.
¿Has identificado tareas en tu trabajo que te generan ansiedad o aburrimiento? ¿Qué estrategias has usado para encontrar el equilibrio perfecto entre desafío y habilidad? Comparte tu experiencia en los comentarios y cuéntanos qué técnica vas a implementar esta semana.